viernes, 22 de julio de 2011

Clima extremo

Aquí estamos, comprobando de primera mano que es cierto que en Montreal en verano hace calor. Y este año nos ha tocado a lo grande: estamos en estado de alarma. Ayer se superó la temperatura máxima registrada en Montreal: llegamos a 35.6ºC, que teniendo en cuenta la humedad que hay aquí equivale a unos 44ºC (Montreal Gazzete). Vamos, que nos derretimos, porque encima en el transporte público no hay aire acondicionado (afortunadamente en los edificios sí, sigo trabajando con sudadera para no morir de frío). No recuerdo haber estado nunca tan agobiada de calor, ni cuando en Madrid hemso tenido esas temperaturas. Menos mal que esto no suele ser así (el record de temperatura anterior era de 1955) y no va a durar mucho (nos queda sólo hoy y mañana), porque con esta combinación de calor y humedad se hace difícil moverse y no nos podemos encerrar en casa porque ¡tengo visitantes!

Pero la idea de la entrada de hoy no es sólo contaros a que estamos aquí achicharrados. Lo que verdaderamente me impresiona es que en febrero la sensación térmica puede alcanzar los -35ºC, lo que significa que en 5 meses la temperatura ha subido casi 80ºC. No está mal, ¿verdad?

¡Un beso y hasta pronto! (si no me acabo de derretir...)

lunes, 4 de julio de 2011

Una cita en las cataratas del Niágara

No sé si el título suena más a película de los años 50 o a película de Supermán aunque yo confieso que a mí me tira más lo de los años 50. El caso es que exactamente eso es lo que hice el pasado jueves, quedar con unos amigos para vernos en las cataratas del Niágara aprovechando que ellos estaban en Michigan y que las cataratas no quedan muy lejos de Montreal (en escala canadiense, claro está, en realidad están a unos 670 km). Y la verdad es que el plan estuvo tan bien como suena.

Las cataratas están en la frontera entre Canadá y EEUU, concretamente entre la provincia de Ontario y el estado de Nueva York. El pueblo donde están, Niagara Falls, está completamente tomado por el turismo, lleno de hoteles, restaurantes, casinos... un poco como uno se imagina Las Vegas pero a escala reducida. Y las cataratas están en pleno pueblo, lo que a mí me sorprendió al principio. Me imagino que uno tiende a asociar los stios de turismo natural a lugares apartados de la civilización. Pues en este caso no es así en absoluto. La otra sorpresa es que las cataratas no son especialmente altas, el agua cae desde poco más de 50 m de altura en el caso de la catarata canadiense, que es más alta que la estadounidense. Entonces ¿de qué viene su fama? Pues lo que tienen de especial es la cantidad de agua que vierten: unos 2000 metros cúbicos de agua cada segundo (una vez en casa he leido que el flujo lo regulan de forma artificial porque parte del agua del río se desvía para generar energía hidroeléctrica, intentando siempre que caiga más agua en las épocas de mayor afluencia de turistas). Ese es el tipo de cantidad que mi cerebro tiene problemas para concebir, aunque para hacerse una idea de la inmensidad que es sirve de ayuda el coger el barco que te acerca al pie de la catarata y enfrentarte a esa muralla de agua que cae. Pero creo que es mejor que me deje de palabras, y os enseñe fotos, aunque me temo que el único modo de hacerse una idea verdaderamente es ir y verlo. ¿Alguien se apunta? Yo, por mi parte, repito encantada.