lunes, 21 de noviembre de 2011

Cuestión de perspectiva

Hoy ha sido el primer día de este otoño en el que tanto la temperatura máxima como la mínima han estado bajo cero. Lo que me ha dado pie a pensar la capacidad que tenemos las personas de adaptarnos. Porque si yo hace algo más de un año desayunando hubiera visto en el canal del tiempo (de acuerdo, en ese entonces yo jamás habría desayunado mirando el tiempo... es otro sigo de adaptación a Montreal) una temperatura mínima prevista igual a la máxima de aquí hoy (es decir -2ºC) creo que mi cerebro habría entrado en un bucle infinito consistente en pensar: "Madre mía, qué frío, madre mía, qué frío..." Y, ¿qué ha pasado hoy? Pues que desayunando he visto que en la calle teníamos -6ºC, y lo único que he pensado ha sido: "Uy, hoy mejor me pongo un gorro". Y he cogido el gorro más flojo que tengo. El "qué frío" ni se me ha pasado por la cabeza. A lo mejor si esto sigue así la próxima primavera soy capaz de hacer como las canadienses autóctonas: según se quite la nieve, antes de que las temperaturas lleguen a 10ºC, empezaré a usar sandalias y las camisetas de tirantes... Vale, lo reconozco, en realidad no lo creo, mi capacidad de adaptación será grande pero hay límites que no voy a alcanzar.
¡Hasta la próxima!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sobre Montreal, el Carbono 60 y los nanotubos de carbono

Una de las ventajas de ser física y haber decidido trabajar en un Departamento de Química y Bioquímica es la cantidad de cosas que aprendo todos los días. Y aunque la mayoría de las veces son cosas relacionadas con mi trabajo, también se aprenden cosas más, llamémoslo así, originales. Hoy os presento la que de momento me parece más curiosa: cómo hacer la estructura de la molécula de carbono 60 con cuentas de pulsera. La demostración la tenéis aquí debajo:


El C60 (o Buckyesfera), es una molécula compuesta por 60 átomos de carbono que se enlazan formando hexágonos y pentágonos para crear aproximadamente una esfera (es la misma forma de un balón de fútbol). Fue descubierta en 1985 junto con otras moléculas de carbono de formas cilíndricas o elipsoidales. A toda la familia se la conoce con el nombre de fullerenos y ahora mismo se las investiga intensamente por el gran número de aplicaciones que presentan en campos tan diferentes como la electrónica o la medicina (¿os suenan los nanotubos de carbono?)
Lo que no es tan conocido, y yo aprendí hace muy poquito, es que estas moléculas deben su nombre a uno de los edificios más característicos de Montreal, que podeis ver aquí abajo y al que también se conoce como Bucky Ball: la Biosfera del parque Jean Drapeau.


Aunque como os podéis imaginar, más que al edificio deben su nombre al arquitecto que lo diseñó: Richard Buckminster Fuller, alias "Bucky". Que por cierto, tuvo también una vida bastante interesante.
Pero sobre eso, la Bioesfera, y lo que hay dentro, hablaremos en próximas entradas.
¡Hasta la próxima!
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Hago un apéndice a la entrada por petición de una seguidora, que me pide que confiese el verdadero motivo de por qué me dedico a hacer moléculas de C60: ¿no os parecen unas decoraciones navideñas estupendas? A nosotras nos lo han parecido, así que estas Fiestas planeo tener en mi casa el Bucky-árbol navideño. Además es estupendo, porque es una actividad nueva para entretenernos cuando el frío no nos deje salir de casa. Ya os enseñaré qué tal queda :-)