sábado, 26 de marzo de 2011

Despidiendo al invierno

(Entrega especial desde el aeropuerto de Montréal)
Esta vez parece que la vuelta a Madrid va a ser mucho más aburrida que la anterior y que voy a conseguir volar al primer intento hacia, como dicen mis compañeros de trabajo, un país cálido. Dejo Montréal de nuevo en temperaturas negativas (sensación térmica -8ºC) y, con un poco de suerte, cuando regrese habrá llegado la primavera. Digo con un poco de suerte porque me consta que el año pasado la última gran nevada cayó el 1 de mayo. A pesar de ello, en un arranque de optimismo, esta mañana además de hacer la maleta he lavado la ropa de abrigo y las botas para guardarlos hasta el próximo invierno. ¿Habré hecho bien o habrá sido una pérdida de tiempo? La respuesta a la vuelta.

Además de volver antes de tiempo a las temperaturas positivas, parece que también voy a perderme la época más fea de la ciudad. A pesar de las nevadas de los últimos días casi no queda nieve por las calles y jardines y todo tiene un aspecto bastante muerto. Los árboles siguen sin hojas (aún hace frío para que brote nada) y la hierba y las plantas bajas, después de meses sepultadas por la nieve, se han secado o han perdido el color verde. También se notan los efectos del frío en aceras y calzadas, que están cuarteadas en muchas partes. Incluso la gente acusa que llevan muchos meses de invierno, y se les ve más cansados y tristes de lo normal, esperando una primavera que se anuncia pero no acaba de llegar. Así que la frase que más he oído estos días ha sido: "qué suerte, vuelas al buen tiempo". Lo mismo le dicen a Nicoleta y Fiore, que me siguen dentro de unos días. Y, ¿sabéis una cosa? Que tienen razón. Da igual la temperatura que haga estos días en España, que esté nublado o diluviando: ¡para nosotros va a hacer bueno! Vivir en Canadá está lleno de ventajas :-)
¡Hasta dentro de 13 horas!

jueves, 24 de marzo de 2011

Inmigrantes en Canadá

Ayer asesinaron en Bogotá a una tía de Diana. Intentaban robarle el coche y por un motivo que no saben, ni llegarán a saber nunca, acabaron disparándole. Y Diana se pasó el día llorando, en parte por la pena de la pérdida, y por no poder estar junto a su familia para pasar unidos estos momentos. Pero sobre todo lloraba de indignación, de frustración y de rabia. Porque aunque es la primera vez que a ella le toca vivir algo así de manera tan cercana, y aunque no esperaba la noticia, cuando empezaron a contárselo apenas se sorprendió. Y no se sorprendió porque sabe que eso que le ha pasado es parte del día a día en Bogotá, en Colombia y en muchas otras partes de América. Y lloraba porque estaba enfadada y no tenía contra quién, porque sabe que jamás cogerán a los que han hecho esto, y que probablemente ni siquiera los buscarán en serio. Y con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar me decía: "¿Y sabes qué es lo peor? Pensar que esto va a ser siempre así, Emma. Colombia no va a cambiar. Quien intenta cambiarlo acaba como mi tía."

También ayer fue el último día de Amélie en la universidad, así que en estos momentos ninguno de los componentes del grupo hemos nacido en Canadá. Algunos llegaron aquí hace muchos años huyendo del hambre y de la pobreza. Otros buscando tener la libertad de decidir sobre su vida; cosas tan sencillas como poder tener el número de hijos que desean, y no los que dicta su gobierno. Otros que llegaron aquí solos con 18 años a estudiar para que sus padres algún día puedan venir y disfrutar de esa libertad a la que aspiran. También hay quien vino porque en su país alguien decidió que ser mujer, estudiar una carrera universitaria y ejercer una profesión acorde con ella no son cosas compatibles. Quien está aquí para tener un sueldo de acuerdo con su formación, porque para investigar en su país hay que buscar una segundo empleo que te permita llegar a fin de mes. O quien quiere vivir con la seguridad de que pasear un coche nuevo por la ciudad no implica acortar tu esperanza de vida. Y por último estamos unos pocos privilegiados que estamos aquí de paso, para tener una experiencia más, pero que los privilegios y el futuro que el resto viene buscando nosotros los tenemos desde siempre y muchas veces ni siquiera los valoramos. La única diferencia entre unos y otros es el país en el que nos tocó nacer. Y eso ni ellos ni yo hemos hecho nada para merecerlo.
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Incluyo sólo una aclaración final... aunque pueda parecerlo no me he tomado ninguna licencia poética, todo lo que he mencionado son de verdad las historias de la gente con la que trato directamente día a día.

lunes, 21 de marzo de 2011

Primavera

Hoy ha comenzado la primavera y aquí la hemos recibido... nevando. Pero con una nevada de las de verdad, de las que cubren las calles y hacen que tengan que salir las quitanieves. Y Rafik, visto como estaba el tiempo, se ha pasado la mañana cantando villancicos y diciendo que habíamos cambiado de estación al revés, que habíamos vuelto a la Navidad. A mí no me importa, me sigue encantando ver nevar (¿se me pasará algún día? ¿o será cuestión de que en 5 días estoy en Madrid de nuevo?) y hoy caían copos muy grandes, y muy despacito. Podría pasarme horas mirando por la ventana. Además con el deshielo de los últimos días había quedado al descubierto la nieve más antigua, que a estas alturas ya está negra y con la nieve que ha caido hoy la ciudad vuelve a parecer una postal. Y sobre todo hay una diferencia clara con diciembre: las temperaturas siguen rondando los 0ºC y es muy agradable pasear bajo la nevada.
Así que cambiamos de estación pero en el tiempo se ha notado poco... casi igual que en España, ¿verdad?
¡Besos!

martes, 15 de marzo de 2011

Ardillas

Hay una ardilla en el vecindario que ha tomado la costumbre de asomarse a mi ventana mientras desayuno. Desde hace 3 días siempre hace el mismo ritual: salta desde uno de los árboles de al lado, se queda durante un minuto en el alféizar, después salta a la valla del parque y por ahí se queda rondando hasta que pasa alguien y se se aleja. Y me hacía tanta gracia que hoy he preparado la cámara para grabarla. Pero la ardilla en cuestión debe ser tímida y justo hoy no se ha presentado. Así que como no os la puedo enseñar me limito a contároslo.

El caso es que esto demuestra que no soy la única que piensa que se acerca el buen tiempo: desde que os dije que vuelve a hacer calor vuelven a verse ardillas por las calles. Que es una de las cosas de Montréal que me sigue haciendo ilusión a pesar de que aquí no es nada raro. Sin necesidad de estar en un parque se te puede cruzar una ardilla. Y a mí me pasa como con la nieve, cada vez que lo veo me pongo contenta. Estos días más porque con el frío las ardillas habían desaparecido y volver a verlas es más sorprendente. Eso sí, se nota que han vivido el invierno porque las que van apareciendo están delgaditas delgaditas y no paran de correr buscando comida. No sé qué éxito tendrán porque el suelo sigue cubierto de nieve. El caso es que poquito a poco el paisaje de la ciudad va cambiando. Yo os seguiré informando.

¡Besos!

domingo, 13 de marzo de 2011

Cine de Québec: INCENDIES

Ayer hice mi primer acercamiento al cine canadiense así que hoy... hablemos de cine. Aunque es difícil hablar de cine canadiense en general porque al cine le pasa lo que a la mayoría de las cosas relacionadas con la cultura: hay una diferenciación clara entre la zona de habla francesa y la zona de habla inglesa. Y no sólo por el idioma en el que se ruedan las películas. La zona de habla inglesa es culturalmente muy cercana a Estados Unidos, así que el cine que producen tiende a tener estilo de las películas de Hollywood. En la zona francesa, que es más reducida que la inglesa tanto en superficie como en número de habitantes (el 13% de la población sólo habla francés y el 18% inglés y francés), mantienen un estilo más independiente. Sin embargo, las películas de Québec suelen tener muchos más espectadores que las inglesas, a pesar de que aquí el cine no lo doblan, como mucho lo subtitulan. El motivo es que los habitantes de Québec tienen muy interiorizada su condición de minoría cultural e intentan mantener esa identidad propia. Consecuencia: en Québec la gente ve las películas que se producen aquí mientras que en el resto del país se consume principalmente cine estadounidense.

La película que vimos (Incendies) es una película de Québec que ha representado este año a Canadá en los Oscars como candidata a mejor película en lengua no inglesa. Trata de dos hermanos mellizos cuya madre, inmigrante árabe en Canadá, deja dos sobres cerrados al morir, y un encargo para cada uno de sus hijos: a la chica encontrar a su padre y darle el sobre correspondiente, y al chico encontrar a su hermano y darle el otro sobre. Lo especial del encargo es que hasta dónde ellos saben su padre murió en la guerra en Oriente Medio antes de que la madre emigrara y nunca han tenido noticias de un tercer hermano. Así que el chico decide que su madre había perdido la cabeza e ignorar el encargo pero la chica parte al país de origen de su madre en busca de su padre, y en seguida descubre que en realidad no sabía quién era su madre.

La película es muy recomendable. La historia es dura, pero está muy bien contada y te atrapa en seguida. Los actores trabajan muy bien. Y todo el conjunto, la atmósfera que tiene, te deja sobrecogido pero no mal cuerpo. A mí me ha encantado así que me atrevo a decir que si tenéis oportunidad no dejéis de verla. Me imagino que en estos momentos estaréis pensado: "¿Cómo pretende Emma que nos apañemos para ver una película canadiense?" Pues los que no estáis fuera no sé si podréis (de forma legal), pero resulta que en España la han estrenado este fin de semana y en Madrid puede verse tanto en versión original como doblada al español. Os pongo el trailer por si os ayuda a animaros porque de verdad merece la pena.Ya me contaréis si alguno la ve.
¡Besos!

jueves, 10 de marzo de 2011

Ice Age: ¡comienza el deshielo!

Como el tiempo aquí varía a la velocidad de la luz (me refiero al tiempo atmosférico), el problema que os contaba ayer se ha resuelto solo y mucho antes de lo previsto. Ayer sobre las 8 empezó a nevar, y hoy al levantarnos continuaba, y mi ventana seguía bloqueada así que ha tocado desayunar pasando frío. Pero sobre las 10 de la mañana la temperatura ha empezado a subir, la tormenta de nieve se ha convertido en lluvia y hemos estado casi todo el día a una temperatura buenísima, casi 6ºC, ¡fuera gorro, bufanda y guantes! También la ciudad se ha transformado: con el calor se ha fundido toda la nieve recién caída y ha empezado a hacerlo la que estaba acumulada, así que ahora básicamente las calles son ríos. No es que sea una inundación, pero todo está lleno de agua, aceras y calzada, y hay muchas partes en las que hay que andar con el agua hasta los tobillos. Pero como decía Diana, qué más da mojarnos mientras continúe haciendo calor. Eso sí, visto que hoy se ha fundido una mínima parte de la nieve acumulada barajo seriamente la posibilidad de comprarme unas botas de agua para cuando llegue el deshielo de verdad. Y es que estas temperaturas son una cosa rara, después del fin de semana volveremos a rondar los -10ºC habituales. Aunque antes podemos disfrutar del calor un par de días, y por de pronto yo puedo nuevamente abrir mi ventana. Que por cierto, ¡gracias a todos por las sugerencias!
¡Besos menos fríos!

miércoles, 9 de marzo de 2011

Efectos colaterales del frío (parte I)

Voy a compartir con vosotros mi último problema doméstico: no puedo ventilar mi habitación ¡Se me ha congelado la ventana! Bueno, seamos exactos, la ventana no se ha congelado, lo que se ha congelado es la nieve que se había acumulado en el alféizar, que ahora es un bloque de hielo que va de lado a lado. Y que tiene 10 centímetros de espesor, así que la ventana no hay quien la mueva, y el bloque no hay quien lo quite. En fin, que me toca esperar a que las temperaturas suban lo suficiente como para que el hielo empiece a fundirse y mientras tanto tendré que ventilar a través de la ventana del salón (voy a morir de frío mientras desayuno...). Si se os ocurre una solución estoy abierta a sugerencias.
¡Besos!

lunes, 7 de marzo de 2011

Salto a la fama...

... aunque ha sido un salto pequeñito. Hoy ha aparecido esto en la página web del departamento:
Como os imaginareis ha sido ocurrencia de mi jefe, que, según me ha dicho, considera que ahora que ya estoy legalmente en Canadá era hora de que dejara de ser la postdoc secreta, al menos en el departamento. ¿Qué será lo próximo?
Seguiremos informando...

sábado, 5 de marzo de 2011

Montañas de sal

¡Llueve! Desde que me he levantado hasta ahora mismo no ha parado. Y la verdad es que muy pocas veces me ha hecho tanta ilusión que lo hiciera. ¿Las razones? Pues fundamentalmente dos: la primera que caía agua de verdad, y no lo que llaman aquí "lluvia helada", lo que quiere decir que estamos claramente por encima de 0ºC, y la segunda, que el agua ha arrastrado gran parte de la sal que cubría las calles. Lo primero me imagino que entendéis todos por que me alegra, aunque la alegría nos va a durar poco, para el martes volveremos a estar a nuestros ahbitauales -10ºC. Pero mientras tanto se agradece poder salir a la calle sin necesidad de disfrazarse de esquimal. Lo segundo os lo explico ahora.

Hace unos meses salió en las noticias que en los países nórdicos no echaban sal en invierno por el impacto medioambiental que tenía y a raíz de eso me habéis preguntado muchos si eso era cierto. Pues en otros países no lo sé, pero en Canadá os puedo asegurar que sí echan sal, y mucha. En las aceras no se nota tanto, pero las calzadas están literalmente cubiertas de sal, hasta el punto de que se ven blancas. Y no me refiero a que tienen un color un poco más claro de lo habitual. Cuando digo que la calzada está blanca quiero decir que en muchas partes no se distinguen las líneas de pintura, porque el asfalto tiene el mismo color.

Y aunque es una cosa imprescindible para que la ciudad no se paralice durante el invierno, también conlleva problemas: es imposible andar por la ciudad sin acabar lleno de sal, casi hasta las rodillas. Y la sal que coges la vas extendiendo allí por donde pasas así que la ciudad tiende a estar muy sucia, independientemente de las veces que limpien. Pero el mayor problema no es que se vea sucio, sino que la sal va estropeando la superficie en la que se deposita. Por eso en muchos sitios cuando llega el invierno cubren las zonas de paso frecuente con moquetas (que a estas alturas del año ya están destrozadas por la sal). Pero como esto no suele ser suficiente en muchos sitios además indican que está prohibido entrar con calzado que se haya usado en la calle. Y una de dos, o llevas calzado de repuesto contigo y te cambias (hay mucha gente que lo hace) o dejas las botas en la entrada y andas descalzo (que es lo que hace la mayoría de la gente, yo incluida). Moraleja de la historia: en Canadá en invierno asegúrate de llevar calcetines bonitos.

¡Besos!

jueves, 3 de marzo de 2011

Aquí trabajo

Estamos de actualización. Después de las idas y venidas de gente de los últimos meses el Prof. Capobianco ha decidido que había que actualizar la página web así que se dedica a asaltar a Rafik cada vez que se le ocurre una idea de nuevos contenidos. La última ha sido que había que incluír una foto individual de cada persona del grupo, así que el martes le tocó a Rafik traer la cámara y hacernos sesión fotográfica. Hoy nos han colgado, así que os pongo el enlace para que terminéis de poner cara a la gente y a los temas en los que trabajamos:


Estamos expectantes a ver cuál es la próxima ocurrencia.... todos menos Rafik, que está cansado de los arranques de creatividad del jefe porque siempre se traducen en marrones para él.

¡Besos y hasta mañana!

martes, 1 de marzo de 2011

Pistas deslizantes

Respuesta a la pregunta del último día: efectivamente los carriles son rampas para trineos, completamente hechas con bloques de hielo. Y lo que se ve al fondo son colchonetas para frenar la caída.


La chica que se ve en la foto es Amélie. Yo, después de ver la velocidad con la llegaba la gente a la colchoneta, a uno caerse del trineo, a otro darse un golpe en la cabeza contra los bordes de la pista y a un tercero quemarse el brazo con el hielo, decidí que mis padres y el ministerio de educación habían invertido mucho esfuerzo y dinero en mí como para ponerme en riesgo de esa manera (tengo que decir que Diana opinó como yo sobre ella y el gobierno colombiano). Además para experimentar lo de deslizarse bastaba con caminar hoy por la ciudad. Aunque ayer estuvo toda la mañana nevando, hizo muy buena temperatura (¡a mediodía rondamos 1ºC sobre cero!) así que toda la nieve de las aceras empezó a derretirse, pero no desapareció del todo porque en cuanto se fue el sol volvimos a ponernos bajo cero. ¿El resultado? Que todo el agua de las aceras se ha congelado y las ha transformado en pistas de patinaje involuntario. Esperemos que el ayuntamiento sea eficiente y las limpie pronto... y si no, tocará seguir andando despacito y patinando de vez en cuando. La verdad es que visto lo visto casi prefiero las temperaturas negativas.
¡Besos!