lunes, 13 de diciembre de 2010

El poder de ser doctora

Es oficial, odio a la administración y la administración me odia a mí. Cuando creía que ya tenía todo listo para el visado hoy vuelvo a llamar al Servicio de Inmigración de Canadá y me dicen que lo que necesito es pedir un permiso de trabajo. Así que vuelta a empezar con los papeles. Y ya harta de todo he empezado a hacer una cosa que os sonará ridícula pero que me facilita la vida. Cuando me piden el nombre y la ocupación dejo claro que soy doctora y sorprendentemente la mayoría de las veces cambia el tono con el que me tratan. De hecho gracias a eso conseguí que me alquilaran el piso, porque en muchos sitios sin tener visado no me admitían, y en el sitio en el que vivo ahora se resistían hasta que vieron una carta que me hizo el Prof, Capobianco en la que habla de mi como Dr. Martin Rodríguez. Y hoy hablando con los del servicio de inmigración he vuelto a hacer uso de ello y de nuevo parece que ha funcionado. Así que hasta que consiga poner en orden todos los papeles voy a usar el título de doctor a discreción. ¡Qué ganas tengo de tenerlo todo listo!

¡Hasta mañana!

4 comentarios:

  1. Me parece muy bien, doctora Martín que haga uso de su título todo lo que pueda, que bastante ha costado llegar hasta ahí, ¡como para desaprovecharlo!
    Y mucho ánimo con los papeles horrendos :)
    (por cierto, te han crecido los seguidores ;) )

    ResponderEliminar
  2. A ver, ¿cuál crees que era mi motivación para hacerme doctora?... ¿poder trabajar de investigadora? Noooooo. Es para que en RyanAir en el billete ponga que soy doctora y los azafatos (los no españoles, que entre españoles no se toma en serio) me miren con otros ojos ;-)

    ResponderEliminar
  3. Es que ahora te has convetido en una emigrante valiosa para el Canada

    ResponderEliminar